jueves, 10 de diciembre de 2009

Luz


“Una luz de miel lo atravesaba todo”
COIFFEUR

Preguntó casi susurrando si en esa multitud había alguien.
Pensó que no, sin necesidad de escuchar una respuesta que nunca recibiría.
Tal vez el miedo de saber que había alguien la dejaba ubicada frente a la posibilidad de dejar de ser perfecta.
Frente a la posibilidad, aún más dramática, de que dejen de pensar que era perfecta. También pensó en escaparse de la multitud y el sur era una opción válida.
La montaña, lejos de la multitud.
Pero la multitud no conocía de lugares, se reproducía en su mirada y seguía acechando como el verdugo que no la dejaba ser.
Tampoco creía en luces mágica en algún lugar del cuerpo. Pero más allá de ser una incrédula miraba de reojo ante la remota posibilidad de encontrarla.
Lo prometido es deuda...

martes, 24 de noviembre de 2009

VERDE...


Existió en Buenos Aires un hombre que siempre despertaba con ganas de recordar el pasado de su recorrido nocturno por las calles angostas.
Repetía las historias que escuchaba y no les cambiaba una sola palabra.
Igualmente sentía que le pertenecían.
Después de una borrachera inigualable creyó escuchar que lo estaban persiguiendo pero no se dio por enterado.
Había historias que no lo entusiasmaban.
Pero esta historia existía tanto como las otras.
Después de unos días se sintió perseguido pero no estaba dispuesto a aceptarlo. Se esforzaba en pensar que no era una historia propia.
No se preocupó.
Cada vez se acercaban más.
Un verde opaco y desnaturalizado.
Una noche se acercó demasiado.
Cuando se dio vuelta no lo pudo esquivar, no lo quiso esquivar.
Sintió que se estaban equivocando.
Nunca se hizo cargo de la historia que no tenía ni un atisbo de sentido común.
Pero eso no importaba, lo empujaron en una historia que el nunca hubiera contado pero fue la única en que fue protagonista. Puede ser que la autobiografía sea una farsa.

martes, 1 de septiembre de 2009

Siempre gracias a dios


(...) Se enteraban de las pérdidas , de los desencuentros desinteresados, pero trataban de no perseguir las pistas. No creían en las soluciones momentáneas, pero un buen abrazo despertaba una cierta tranquilidad, por demás efectista. Cuando cruzaban por las vías del ferrocarril el Reo pensaba en lo autoritario de los caminos fijos, del acostumbramiento ante los que presentaban su poder de forma altanera. Le gustaba desviar el centro de discusión, no leía entrelíneas porque no tenía esa capacidad, pero cuando escribía algo sentía ese poder que tanto detestaba, en ese momento si podía desafiar al lector con historias dependientes de la historia. Nunca tuvo como meta pasar un tiempo en París escribiendo desde el lugar predilecto de la pluma que sabe narrar. No creía en los lugares que inspiran, creía en los lugares en donde la literatura cobra vida desde la transpiración. Tampoco creía en la necesidad de generar campos semánticos en torno al lugar en donde se disponía a matar el tiempo con algún que otro cuento. (...)


Fragmento de un fragmento de una fallida novela.

martes, 16 de junio de 2009

LuNes


“El olor del pasto recién cortado ante una larga espera”
Coiffeur


Un soplido a distancia logra desequilibrar a una araña de patas bien finas.
Lo pensó y un segundo después penso otra cosa.
Pensó en si sus piernas podrían correr el riesgo de perder el equilibrio ante alguna inocente mirada.
Pensó que no.
Pero sí.
En el momento menos pensado, en ese momento para el que nadie puede prepararse sus piernas flaquearon.
Pensó que era un leve espacio de tiempo, algo que pasaría sin rozar su mejilla.
Pero tembló ante la riesgosa posibilidad.
Cerró los ojos cuando creyó estar a salvo.
Los abrió de forma urgente y los cerró sabiendo ya que no podía hacer nada para que desaparezca.
Sólo quedaba hacerse cargo. Se sintió que caminaba por telas de araña.
Más que agradecido por la foto que sacó Jualián Elordi ( El Elor ), alumno del cads y futuro gran escritor...

miércoles, 20 de mayo de 2009

Sin rasgos específicos


Algunos ingredientes desesperados marcaron el camino que parecían querer esquivar. Una ráfaga de sonidos mal intencionados merodeaban por tierras ajenas. Preguntaban por los colores que faltaban, sonreían por las sensaciones aún no pensadas. Los pies de los sin rostro caminaban sin disimulo antes conversaciones que ellos nunca creerían. Su desconfianza nacía de su propia naturaleza. Creían que les mentían y mentían creyendo fuertemente en relacionas de causa y efecto. De un momento a otro retornó un poco de luz y los invitados taparon sus caras. El miedo no era sincero y los rostros iban palideciendo hasta llegar a parecerse, hasta lograr ser un ejército sin rasgos específicos.

lunes, 4 de mayo de 2009

Estampita en mi santuario


Buscó resignificar el sentido de algunas palabras que creía entender sin necesidad de pensarlas.
Eso lo ponía inquieto.
Darle un nuevo sentido lo enfrentaba ante la posibilidad de distanciarse de quienes tanto quería.
Dos personas se miraban ante la atenta mirada de los distraídos de turno.
Nunca se harán cargo de culpas ajenas.
La pelea duró apenas unos minutos.
Ellos seguían mirando, con los ojos enfocados hacia el sillón resignificado en un ring (posible espacio apto para panelistas de algún programa de la tarde).
Qué tanto nos queremos, fue la última frase que noqueó a uno de los dos.
Fue la frase que dejó con una falsa victoria a uno de los dos. Pensaron.
No tenían el valor para mentir.
Nunca pensaron en detener el tiempo, sólo porque no era posible.
La renombrada frase dice que el tiempo altera las cosas.
Ellos pensaban que no sólo las altera.
Creo que alguna vez lo pensaron, creo que alguna vez lo pensé.
Lo detengo en el momento en dónde no hay que pensar en cuidados ni en regar algo que está lejos de ser una planta.Lo detengo en el momento en que el abrazo no era sincero, era absolutamente necesario.

jueves, 23 de abril de 2009


En modo silencioso

Miraba sin saber que lo estaban mirando.
Respiraba sin darse cuenta y contaba en voz baja las veces que había contado una historia que nadie conocía.
Siempre la había contado en silencio siempre la había pensado.
Ahora la contaba en voz alta, pero la soledad del momento dejaba en ridículo a la posibilidad de que esa historia viva en algún otro.
No pensaba en la muerte pero le temía.
El miedo lo invitaba a sentarse sin tomar conciencia del peligro de no ser.
Sus pies se enfriaban.
El anzuelo nunca tuvo carnada.
Miraba el mar sin buscar respuesta a la pregunta que pensaba.
Una ola lo distrajo.
Volvió a pensar en otra pregunta y en otra más.
Se durmió por diez minutos.
Había pique, aunque eso nunca le importó.
Gracias por la foto

viernes, 6 de marzo de 2009


Son las notas que nunca quiso escribir, pero se vio obligado gracias a demostraciones que no esperaba, a frases mal redactadas.

La ansiedad respiraba con calma, desmentía su forma de ser.

Una nueva mirada se encontraba con una espalda descubierta.

El calor hacía estragos en la noche que nunca planearon.

Lo improvisado resultó seductor y brindaron con miedos que ya existían.

Las palabras seguían saliendo y el temor por las consecuencias crecía con el pasar de los minutos. Las últimas miradas corrían el riesgo de no llegar a destino.

El mismo destino que no sabe de canciones que ya fueron escritas.

La letra era confusa y la melodía sonaba en forma tenue.

La luz del sol quería aparecer y la persiana sólo le daba un resquicio.

La persiana estaba vieja y no podía evitar que algún rayo se inmiscuya en conversaciones que no hablaban de la luna.


Muchas gracias por la foto...

miércoles, 28 de enero de 2009

Sirven las melodías


Le pareció que se habían complotado. Ese perfume debe ser caro, pensaba sin dejar de olerlo por todos los lugares por los que se movía. Los discos también tienen perfume y las melodías marcaban su paso. El olor de las melodías es para unos pocos.

Había veces que no podía hacer entender el placer de una buena canción, de una letra que se puede escuchar una y otra vez sin el miedo de perderse en la rutina.

La otra noche escuchó que sus palabras salían sin apuro. Palabras que sin fuerza golpeaban sin piedad. La escena ya fue actuada. Miles de extras nunca lo sabrán, nunca sabrán de su condición. Algunos protagonistas defienden su incomparable tranquilidad. Otros actúan sin respetar la voz que grita acción. Tampoco respetarán cuando la voz grite… ¡Corten! No es necesario que esa voz suene. La mirada que se ausenta en la multitud bastará para que la obra haya concluido.

sábado, 24 de enero de 2009

A des-tiempo

Intentó no ser lo que terminó siendo y despidió a quien todavía no había sido recibida. La mirada se perdía entre ruidos que sólo hacían su trabajo. Despertó sobresaltado, la alarma le jugó una mala pasada. Esa mañana era ideal para dormir. Creo que olvidó momentos que nunca sabrá si eran olvidables. Recuerda otros que sí lo eran. Trató de despreocuparse pero no puso mucho empeño. Escuchaba una canción que escuchaba siempre y por un tiempo más la seguiría escuchando. Se molestó con un rayo del sol que lo desafiaba sin complejos. El desafío era muy difícil de sortear. Bajó la persiana, no iba a aceptar ningún tipo de pleito.
Durmió por la tarde.