miércoles, 7 de noviembre de 2012

Sin



                                                                   

Tantos corazones no revelados no relatados , sin revoluciones ni resoluciones.
 Miran pasar a los jóvenes revolucionarios que no se conforman con transformaciones conformistas, que no dejan que los demás manejen sin sensibilidad ni curiosidad.
Que manejen  las armas de la poesía, las metáforas de los desdentados, las imágenes sensoriales de los ciegos y sordos, ni las melodías que los mudos tararean en su mente. 
Las melodías que se complotan contra las autoridades que prefieren el silencio.
 O contra los ruidos que no forman melodías, ruidos desarticulados, amorfos.
 Tantos referentes que se refieren a los que fueron sus referentes y ya no lo son. 
Tantos espacios en blanco que hasta  un escritor experimentado sentiría el miedo irremediable a no poder llenar tantos espacios vacíos.
 Respuestas que se dicen al oído, que los egoístas disfrutan de poseerlas. 
Esas respuestas que significan nada si no son compartidas, que refutan la posibilidad de ser solidarios.
 Esas respuestas que no dejan de ser parte de una pregunta no planteada. 
De preguntas que nos revelan la posibilidad de que esa respuesta sea irreversible.
 Prefieren que las preguntas existan solo si las respuestas son las indicadas. 
Las respuestas que no incomodan.
 Tantos corazones que caminan ( no revelados ) 
Tantos corazones que no suspiran ( no relatados )
 Tantos corazones apesumbrados  ( sin revoluciones ) 
Tantos corazones, desinformados o insensibles, caminando  ( haciendo ruido sin formar una armoniosa melodía)



viernes, 4 de mayo de 2012

Durante

  Antes durante y después de mirar por la ventana, decidió no volver a hacerlo. El antes se le presentaba como la maldita posibilidad, por eso lo intentó sabiendo que su decisión era no hacerlo. El durante fue desordenado, todos sus miedos se presentaban ansiosos por demostrar su existencia,  desafiantes ante las posibles soluciones. El después  volvía a ser el antes. La desolación que lo volvía a convencer de equivocarse conscientemente.  El vidrio se empañaba y  las gotas caían invencibles, como si jamás dejaran de existir. Gotas que atropellaban a otras y seguían cayendo sin tierra donde sentirse valiosas.  Por momentos pensaba en no mirar más, en resignarse a no sentir que había probabilidades.  Salió de su cuarto y miró un espejo. Extrañó la ventana y corrió hacia su cama. Las luces apagadas y el sonido del viento lo dejaban sin aliento. Secretamente susurraba sin posibles oyentes alrededor.  Ya no soportaba escucharse y mucho menos cuando por casualidad recordó  una vieja grabación en donde su  voz era completamente distinta a como creía que era. Desde ese momento creyó no ser él y luchaba contra sus fantasmas. La mañana, la tarde y la noche habían pasado  y volverían a pasar por varios días más hasta que su voz dejara de susurrar, hasta que ese espejo no refleje su tristeza, hasta que esa ventana no  le muestre sus imposibilidad de rozarse con la gente.  En ese momento el después dejaría de volverse una y otra vez  el momento anterior. Decidió que el durante ya había sido suficiente.