domingo, 7 de febrero de 2010

Suficiente


Con algunos vicios de oscuridad miraba hacia una pequeña luz llena de inspiración.

Una luz bien pequeña, una luz difícil de apagar.

Pero siempre había peros.

Pero siempre creía en los peros.

Repito, esa lucecita no se iba a apagar, pero irremediablemente estaba para iluminar otros caminos.

Afortunados esos caminos, esos momentos, esas mañanas.

La cronología de los hechos no ayudaba y estaba claro que por algo no es de día en todos los lugares a la misma hora.

Buscar las causas tampoco ayudaba y trataba de taparse los ojos, pero no... la luz cada vez más pequeña no dejaba de tener una extraña intensidad.

Se conformó con saber que esa luz existía...