Existió en Buenos Aires un hombre que siempre despertaba con ganas de recordar el pasado de su recorrido nocturno por las calles angostas.
Repetía las historias que escuchaba y no les cambiaba una sola palabra.
Igualmente sentía que le pertenecían.
Después de una borrachera inigualable creyó escuchar que lo estaban persiguiendo pero no se dio por enterado.
Había historias que no lo entusiasmaban.
Pero esta historia existía tanto como las otras.
Después de unos días se sintió perseguido pero no estaba dispuesto a aceptarlo. Se esforzaba en pensar que no era una historia propia.
No se preocupó.
Cada vez se acercaban más.
Un verde opaco y desnaturalizado.
Una noche se acercó demasiado.
Cuando se dio vuelta no lo pudo esquivar, no lo quiso esquivar.
Sintió que se estaban equivocando.
Nunca se hizo cargo de la historia que no tenía ni un atisbo de sentido común.
Pero eso no importaba, lo empujaron en una historia que el nunca hubiera contado pero fue la única en que fue protagonista. Puede ser que la autobiografía sea una farsa.
Repetía las historias que escuchaba y no les cambiaba una sola palabra.
Igualmente sentía que le pertenecían.
Después de una borrachera inigualable creyó escuchar que lo estaban persiguiendo pero no se dio por enterado.
Había historias que no lo entusiasmaban.
Pero esta historia existía tanto como las otras.
Después de unos días se sintió perseguido pero no estaba dispuesto a aceptarlo. Se esforzaba en pensar que no era una historia propia.
No se preocupó.
Cada vez se acercaban más.
Un verde opaco y desnaturalizado.
Una noche se acercó demasiado.
Cuando se dio vuelta no lo pudo esquivar, no lo quiso esquivar.
Sintió que se estaban equivocando.
Nunca se hizo cargo de la historia que no tenía ni un atisbo de sentido común.
Pero eso no importaba, lo empujaron en una historia que el nunca hubiera contado pero fue la única en que fue protagonista. Puede ser que la autobiografía sea una farsa.
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