Pensando en poder dejar de pensar.
No se trataba de buenos a malos perdedores, se trataba de alguna lágrima que se escapó cuando no pudo dejar de pensar.
Estaba ansioso poder caminar tantos pasos prometidos, por poder mirar al amigo que siempre lo acompañaba y abrazarlo sin medir la fuerza.
Leyó en su celular que otro amigo le decía que el tiempo pone las cosas es su lugar.
Y pensaba en lo arbitrario del tiempo.
Pero no era momento para filosofía barata.
La lluvia daba el toque justo para que la noche acompañe el momento.
Coherencia pura.
Se había olvidado del ruido de su propio dolor, del sabor bien salado de sus lágrimas y se sintió extraño al revivirlo.
No es merecido murmuraba y seguía sintiendo.
Necesitaba dejar de sentir por un rato.
La mirada bien perdida se parecía a la alguien que sufre por amor.
Evidentemente era eso... sufría por amor.